Es un momento muy importante en la vida de Jesús, las muchedumbres la van abandonando. El Señor, después de preguntar qué dice la gente de él, se dirige a sus discípulos y les dice: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Es la pregunta decisiva a la que Pedro responde con un acto de fe: El Cristo de Dios”.
Jesús quiere aclarar las cosas y les explica que el Mesías ha de “ser matado y resucitar al tercer día” e invita a sus seguidores a llevar la cruz cada día. Cristiano es seguir a Jesús el Cristo. Nuestra vida no es un perpetuo viernes santo, ni una perpetua fiesta de Resurrección. Habrá días buenos y días malos. Lo importante es seguir al Señor todos los días, sin desalentarse en los momentos difíciles cuando nos toque llevar nuestra cruz, y sin pretender que por el hecho de ser cristinos hemos de vivir en perpetua felicidad.
La Felicidad, en mayúsculas, la felicidad completa nos ha sido prometida, no en este mundo, si no en nuestra resurrección.
Francisco Dardichón sj.