viernes, 12 de noviembre de 2010

EL TRABAJO HUMANO

De manera excepcional, parece oportuno comentar hoy el mensaje de la segunda lectura que nos da la oportunidad para dar una visión cristiana sobre el trabajo humano. Pablo escribe a los cristianos de Tesalónica, quienes, creyendo equivocadamente en la pronta segunda venida del Señor, habían abandonado el trabajo: “Viven sin trabajar, no haciendo nada”. Les recuerda que él mismo había trabajado “duramente, día y noche”, y les reprende diciendo claramente que “el que no quiere trabajar, que tampoco coma”.
La división entre trabajo manual y trabajo intelectual, el primero menos digno que el segundo, es de origen griego. Para un cristiano, herederos de una cultura judía, no existe tal división, sino que todo trabajo es igualmente digno. Recordemos que Pablo trabajó como curtidor y el mismo Señor había trabajado como carpintero, trabajaron con sus manos.

Los que tengan la suerte de tener trabajo, den gracias a Dios, y hagan su trabajo, sea el que sea, con toda responsabilidad y honestidad, como, sin duda, lo hicieron Pablo y Jesús.