Hace 47 años que el recordado P. Alejo inició la fundación de de nuestra Comunidad Parroquial en Villa Coronilla. El aniversario es un buen motivo para recordar que lo debe ser una Parroquia.
Es una Comunidad que escucha la Palabra, Palabra que principalmente nos ha llegado a través de Jesús, este Jesús que nos ha anunciado la Buena Noticia de Dios un Padre bueno y que, por consiguiente hemos de ser buenos y amarnos los unos a los otros como hermanos que somos, más allá de nuestras diferencias. Nos queda un largo trabajo para hacer que la Biblia sea nuestro Libro de cabecera, un Libro que hemos de meditar y llevar a la vida.
Es una Comunidad que celebra la Fe en los bautizos cuando agregamos un nuevo miembro a la Comunidad, en la Confirmaciones cuando nuestros jóvenes asumen al compromiso de hacer Comunidad, en la Eucaristías cuando nos reunimos para escuchar la Palabra y agradecer tanto bien recibido. Celebramos el amor de las parejas en el sacramento del Matrimonio. Celebramos, en la Misas de difuntos, que la resurrección de Jesús es una prenda de la vida eterna de nuestro ser querido. Evidentemente que todas estas celebraciones tienen una dimensión social. Queda pendiente que estas celebraciones sociales no apaguen el sentido de que deben ser celebraciones de nuestra Fe.
Es una Comunidad de mutua ayuda, nos hemos de ayudar principalmente con nuestro ejemplo de vida, y, según las cualidades de cada uno, los catequistas, ayudando a niños y jóvenes a crecer en la fe, las ministras de la Eucaristía, llevando el sacramente a personas enferma, los del ministerio de cantos alegrando nuestras Eucaristías, algunas parejas ayudando a otras parejas a vivir el sacramento del Matrimonio, etc. Queda camino por hacer: que todos los miembros de la Comunidad aporten sus personas para que entre todos hagamos comunidad.
Francisco Dardichón s,j.
Párroco
Es una Comunidad que escucha la Palabra, Palabra que principalmente nos ha llegado a través de Jesús, este Jesús que nos ha anunciado la Buena Noticia de Dios un Padre bueno y que, por consiguiente hemos de ser buenos y amarnos los unos a los otros como hermanos que somos, más allá de nuestras diferencias. Nos queda un largo trabajo para hacer que la Biblia sea nuestro Libro de cabecera, un Libro que hemos de meditar y llevar a la vida.
Es una Comunidad que celebra la Fe en los bautizos cuando agregamos un nuevo miembro a la Comunidad, en la Confirmaciones cuando nuestros jóvenes asumen al compromiso de hacer Comunidad, en la Eucaristías cuando nos reunimos para escuchar la Palabra y agradecer tanto bien recibido. Celebramos el amor de las parejas en el sacramento del Matrimonio. Celebramos, en la Misas de difuntos, que la resurrección de Jesús es una prenda de la vida eterna de nuestro ser querido. Evidentemente que todas estas celebraciones tienen una dimensión social. Queda pendiente que estas celebraciones sociales no apaguen el sentido de que deben ser celebraciones de nuestra Fe.
Es una Comunidad de mutua ayuda, nos hemos de ayudar principalmente con nuestro ejemplo de vida, y, según las cualidades de cada uno, los catequistas, ayudando a niños y jóvenes a crecer en la fe, las ministras de la Eucaristía, llevando el sacramente a personas enferma, los del ministerio de cantos alegrando nuestras Eucaristías, algunas parejas ayudando a otras parejas a vivir el sacramento del Matrimonio, etc. Queda camino por hacer: que todos los miembros de la Comunidad aporten sus personas para que entre todos hagamos comunidad.
Francisco Dardichón s,j.
Párroco