jueves, 24 de febrero de 2011

DIOS Y EL DINERO

En cada una de las tres lecturas, encontramos frases llenas de sentido, que no necesitan muchas explicaciones para ser pensadas. En la primera, Isaías nos habla del amor de Dios cuando dice a su pueblo que aunque la madre olvide a su hijo, “yo no te olvidaré”; tenemos, pues una imagen de Dios, no como Padre, sino como Madre, una buena noticia para todos, tanto varones como mujeres, Dios es Padre y Madre al mismo tiempo. Pablo, en la segunda, afirma tajantemente que “cada uno recibirá de Dios la alabanza correspondiente”, buena noticia también el saber que la justicia de Dios es tan distinta de la nuestra, que cada uno recibirá lo que realmente le corresponda, donde no valdrán ni la “muñeca”, ni la coima.

 
Finalmente, en el Evangelio, Jesús llama la atención acerca del peligro de las riquezas, no podemos “servir a Dios y al dinero”. Por supuesto que se necesita dinero y que hay que ocuparse del pan y de la educación de los hijos. El problema es “servir” al dinero. Para reflexionar el cómo usamos la plata, mucha o poca, que tengamos. Tarea de todos, de los que tienen mucho y también de los que tienen menos.