jueves, 23 de junio de 2011

UN VASO DE AGUA

La primera lectura nos habla de la hospitalidad de una mujer de Sunem con el profeta Eliseo. El evangelio nos proporciona diversas sentencias de Jesús acerca de las exigencias de su seguimiento, y en consonancia con la primera, la recompensa que recibirán los que traten bien a los enviados del Señor, sobresale la bella frase: Quien diera de beber un vaso de agua “no quedará sin recompensa”.

La hospitalidad debería ser una característica de nuestras eucaristías tal como se plasma de manera palpable en la fila que suele hacerse para recibir la comunión: todos se acercan sin diferencias ni privilegios, todos mezclados; niños, ancianos, hombres, mujeres, sabios y menos sabios, ricos y menos ricos, blancos y menos blancos. Es el milagro de la eucaristía que nos hace hermanos, más allá de toda diferencia.

El ejemplo que pone Jesús es “un vaso de agua”, la cosa más sencilla. No busquemos cosas difíciles para seguir a Jesús, sino la sencillez de la vida de todos los días.

lunes, 13 de junio de 2011

SEGUNDA PARTE DE LA VIGILIA

De esta manera vivieron la segunda parte de la vigilia los jovenes con sus catequistas. Una larga noche que tuvo muchos matices, contrastes y nada de sueño XD

PRIMERA PARTE DE LA VIGILIA

las actividades de la vigila tuvieron varias actividades de las cuales en la primera parte la mayoria se llevaron a cabo dentro el teatro.

EUCARISTÍA DE INICIO DE LA VIGILIA

Desde el día sábado 11 a hrs. 21:00 hasta el dia domingo 12 a hrs. 6:45 los y las jóvenes de confirmación de la parroquia celebraron la vigilia de Pentostes. Al rededor de 90 personas estuvieron presentes toda la noche y la madrugada esperando recibir y celebrar la bajada de los siete dones del Espiritu Santo.

A continuación las imagenes de la celebración eucarisitca de inicio.



sábado, 11 de junio de 2011

PENTECOSTÉS

Celebramos hoy la solemnidad del envío del Espíritu Santo. La primera lectura nos dice que todos los entendían hablar en sus propias lenguas, una manera de decir que nace un nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, en la que entran todas las naciones, un solo pueblo compuesto de muchos pueblos. Parecido no dice Pablo con el ejemplo de que distintos miembros forman un solo cuerpo. Si el diablo divide, el Espíritu unifica. Ya dijo Jesús que venía a unificar lo que estaba disperso.

 
En la Iglesia hay diversos carismas, presbíteros, lectores, catequistas, diáconos, obispos, etc. Pero todos, por el Espíritu Santo recibido en el Bautismo formamos un solo cuerpo, una comunidad. Esto lo estamos viviendo en cada Eucaristía que la preside el presbítero pero que todos celebramos.

Una tarea pendiente: vivir según el Espíritu Santo. Hay demasiado cosas que nos dividen, el color de la piel, el dinero, los títulos, el género, etc. No es cristianos el vivir con tantas divisiones.

miércoles, 8 de junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

LA ETERNA LUCHA

En una parte los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, nos dice que en cada uno de nosotros hay una constante lucha, una eterna lucha entre el bien y el mal.


Para explicar mejor lo que San Ignacio nos quiere decir, voy a recordar un cuento acerca de un sabio cheroqui, el cual contaba sabiamente a un niño el cuento de los dos lobos. El decía, en cada uno de nosotros hay dos lobos, uno que representa la avaricia, la envidia y la soberbia y el otro que representa la caridad, la compasión y la humildad. Estos lobos están luchando constantemente. Y el niño le preguntó: y cuál de los dos ganará? Y a lo que el sabio cheroqui respondió: ganará el que alimentemos.

San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales nos dice que en cada uno de nosotros hay una lucha de "dos banderas", es decir de dos contrincantes, el bien y el mal. San Ignacio antes de ser Santo era un caballero que había peleado en muchas batallas, su vida pasada le ayudó a reflexionar y por eso nos habla de dos banderas, como en las guerras en la época de los caballeros, donde cada contrincante se identificaba con una bandera.

San Ignacio analiza las características de las dos banderas, nos dice que en la bandera del mal, lo importante es el dinero, el ser importante, el tener honor, lo que nos lleva a ser soberbios. Entonces reflexiona y nos dice que la bandera del bien tiene todo lo contrario, es decir, las cosas materiales no son lo más importante sino la caridad, que no pretendamos ser los más importantes o superiores a los demás y esto nos va a llevar a ser humildes. Una humildad que caracterizó a todos los santos, por ejemplo la madre Teresa de Calcuta o al mismo San Ignacio. Pero no solo los santos son humildes, sino también aquellos que siguen a Cristo y lo hacen con su testimonio de vida.

La eterna lucha de la que San Ignacio nos invita a reflexionar está presente cada día dentro de nosotros, en cada momento que vamos a tomar una decisión. Y seguramente nos sentimos muy bien cuando elegimos que gane la bandera correcta. Porque en esta lucha nosotros decidimos quién va a ganar. De la misma forma en el cuento de los lobos, nosotros decidimos a quién alimentar. Y podemos decidir porque somos libres.

En cada conflicto social, familiar, entre amigos o personal está presente esta lucha eterna de las dos banderas. Si ante cada conflicto que tengamos, reflexionáramos y dejáramos a un lado las características de la bandera del mal, veríamos claramente la solución del conflicto. Y si después de haberlo hecho no encontráramos una solución sería recomendable buscar a una persona que nosotros sepamos que tiene un buen criterio y valores para que nos de un consejo.

Muchas veces nosotros mismos no nos podemos aconsejar pero una tercera persona puede hacerlo. Para encontrar a personas que nos puedan dar buenos consejos es necesario rodearnos de ellas, como dice el dicho: dime con quién andas y te diré quién eres.

San Ignacio nos dice que solo hay dos banderas, estamos en una o en la otra, no hay estados intermedios. La lucha de las dos banderas es eterna y constante y en este mismo momento, en algún lugar y tal vez sin saberlo, alguien esta viviendo en su interior una vez más la eterna lucha. Quién ganará?