sábado, 11 de junio de 2011

PENTECOSTÉS

Celebramos hoy la solemnidad del envío del Espíritu Santo. La primera lectura nos dice que todos los entendían hablar en sus propias lenguas, una manera de decir que nace un nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, en la que entran todas las naciones, un solo pueblo compuesto de muchos pueblos. Parecido no dice Pablo con el ejemplo de que distintos miembros forman un solo cuerpo. Si el diablo divide, el Espíritu unifica. Ya dijo Jesús que venía a unificar lo que estaba disperso.

 
En la Iglesia hay diversos carismas, presbíteros, lectores, catequistas, diáconos, obispos, etc. Pero todos, por el Espíritu Santo recibido en el Bautismo formamos un solo cuerpo, una comunidad. Esto lo estamos viviendo en cada Eucaristía que la preside el presbítero pero que todos celebramos.

Una tarea pendiente: vivir según el Espíritu Santo. Hay demasiado cosas que nos dividen, el color de la piel, el dinero, los títulos, el género, etc. No es cristianos el vivir con tantas divisiones.