miércoles, 1 de junio de 2011

LA ETERNA LUCHA

En una parte los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, nos dice que en cada uno de nosotros hay una constante lucha, una eterna lucha entre el bien y el mal.


Para explicar mejor lo que San Ignacio nos quiere decir, voy a recordar un cuento acerca de un sabio cheroqui, el cual contaba sabiamente a un niño el cuento de los dos lobos. El decía, en cada uno de nosotros hay dos lobos, uno que representa la avaricia, la envidia y la soberbia y el otro que representa la caridad, la compasión y la humildad. Estos lobos están luchando constantemente. Y el niño le preguntó: y cuál de los dos ganará? Y a lo que el sabio cheroqui respondió: ganará el que alimentemos.

San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales nos dice que en cada uno de nosotros hay una lucha de "dos banderas", es decir de dos contrincantes, el bien y el mal. San Ignacio antes de ser Santo era un caballero que había peleado en muchas batallas, su vida pasada le ayudó a reflexionar y por eso nos habla de dos banderas, como en las guerras en la época de los caballeros, donde cada contrincante se identificaba con una bandera.

San Ignacio analiza las características de las dos banderas, nos dice que en la bandera del mal, lo importante es el dinero, el ser importante, el tener honor, lo que nos lleva a ser soberbios. Entonces reflexiona y nos dice que la bandera del bien tiene todo lo contrario, es decir, las cosas materiales no son lo más importante sino la caridad, que no pretendamos ser los más importantes o superiores a los demás y esto nos va a llevar a ser humildes. Una humildad que caracterizó a todos los santos, por ejemplo la madre Teresa de Calcuta o al mismo San Ignacio. Pero no solo los santos son humildes, sino también aquellos que siguen a Cristo y lo hacen con su testimonio de vida.

La eterna lucha de la que San Ignacio nos invita a reflexionar está presente cada día dentro de nosotros, en cada momento que vamos a tomar una decisión. Y seguramente nos sentimos muy bien cuando elegimos que gane la bandera correcta. Porque en esta lucha nosotros decidimos quién va a ganar. De la misma forma en el cuento de los lobos, nosotros decidimos a quién alimentar. Y podemos decidir porque somos libres.

En cada conflicto social, familiar, entre amigos o personal está presente esta lucha eterna de las dos banderas. Si ante cada conflicto que tengamos, reflexionáramos y dejáramos a un lado las características de la bandera del mal, veríamos claramente la solución del conflicto. Y si después de haberlo hecho no encontráramos una solución sería recomendable buscar a una persona que nosotros sepamos que tiene un buen criterio y valores para que nos de un consejo.

Muchas veces nosotros mismos no nos podemos aconsejar pero una tercera persona puede hacerlo. Para encontrar a personas que nos puedan dar buenos consejos es necesario rodearnos de ellas, como dice el dicho: dime con quién andas y te diré quién eres.

San Ignacio nos dice que solo hay dos banderas, estamos en una o en la otra, no hay estados intermedios. La lucha de las dos banderas es eterna y constante y en este mismo momento, en algún lugar y tal vez sin saberlo, alguien esta viviendo en su interior una vez más la eterna lucha. Quién ganará?