El evangelio de hoy nos llama a estar preparados para cuando el Señor llegue, y se añade la parábola del administrador prudente que tiene cuidado de las cosas de su amo, en contraposición del imprudente que “trata mal a los criados y criadas y se pone a comer y beber en exceso”´, el cual, cuando regrese el amo, será castigado.
Por supuesto, que no se trata de darnos miedo. No es este el estilo de Jesús. Se trata de una llamada de atención para pensar qué hacemos en nuestro vivir de cada día. La vida es el gran regalo que Dios nos ha hecho, y hemos de ser prudentes, no despreciar este gran regalo recibido tratando mal a los demás, que son nuestros hermanos, y no hemos de entregarnos a comer y beber en exceso, como dice la parábola.
El “tiempo es dinero”, dice un refrán ingles. El “tiempo es eternidad” dice un cristiano prudente. El tiempo de nuestra vida es para llenarla de buenas obras, para que cuando llegue el Señor, nos diga: “Vengan benditos de mi Padre a poseer en Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo”.
Francisco Dardichón sj.